Etapa 1: somos más.
Llegan las chicas a la tardecita, charlamos, comemos, tomamos algo, nos reímos mucho, dormimos un par de horas, metemos a presión mi bolso en el auto, cargamos el equipo de mates, salimos. Horas de ruta y mates y charla y música de cuando éramos jóvenes. Entonces sí, fin de semana largo y compartido con cenas, almuerzos a la orilla del lago y pispeadas prófugas a los últimos partidos del mundial y despedida de domingo a mediodía cuando ellas deben regresar.
Etapa 2: dos en la ciudad.
Empezar la semana tempranito, viajar apenas algunos kilómetros, ver desperezarse a una ciudad ajena, pasear durante cuadras buscando una botas que me esquivan hasta encontrarlas, elegir un puñado de libros y descubrir unas vacaciones improvisadas para compartir los días. Entonces sí, paseos y mates en plazas al solcito y canciones inventadas y cine y cenas repletas de risas y desayunos con criollitos.
Etapa 3: frío en la nariz.
Primicia primiciosa: ola de frío polar. Y como soy de esas mujeres a las que les encanta el interior y las películas y los chocolates... Entonces sí, medias térmicas y abrazos acurrucados, historias en la pantalla y de las inventadas jugando, comidas invernales y golosinas a indiscreción y canciones infantiles y claringrillas a dos voces y collage de frazadas.
Llegan las chicas a la tardecita, charlamos, comemos, tomamos algo, nos reímos mucho, dormimos un par de horas, metemos a presión mi bolso en el auto, cargamos el equipo de mates, salimos. Horas de ruta y mates y charla y música de cuando éramos jóvenes. Entonces sí, fin de semana largo y compartido con cenas, almuerzos a la orilla del lago y pispeadas prófugas a los últimos partidos del mundial y despedida de domingo a mediodía cuando ellas deben regresar.
Etapa 2: dos en la ciudad.
Empezar la semana tempranito, viajar apenas algunos kilómetros, ver desperezarse a una ciudad ajena, pasear durante cuadras buscando una botas que me esquivan hasta encontrarlas, elegir un puñado de libros y descubrir unas vacaciones improvisadas para compartir los días. Entonces sí, paseos y mates en plazas al solcito y canciones inventadas y cine y cenas repletas de risas y desayunos con criollitos.
Etapa 3: frío en la nariz.
Primicia primiciosa: ola de frío polar. Y como soy de esas mujeres a las que les encanta el interior y las películas y los chocolates... Entonces sí, medias térmicas y abrazos acurrucados, historias en la pantalla y de las inventadas jugando, comidas invernales y golosinas a indiscreción y canciones infantiles y claringrillas a dos voces y collage de frazadas.
Así claro que cuesta volver.
9 comentarios:
La verdad que si... asi es dificil volver.. :)
Jejejejje... siempre tan estresada usted!
BIENVENIDA!
tu vida es muy agitada...jajjajajaja
a regresr a la rutinaaaa!!!!
http:/conmonicamente.blogspot.com
kissessss
El viajar es un placer que nos suele suceder... el vovler es una patada en la ingle.
Saludos!
la etapa tres es la mejor. es la que puedes compartir como si fuera algodón de azúcar
me gustó la etapa tres :)
tan dulce, un besito. Te pasas.
Cariños
Lih
Las 3 etapas son redonditas =)
Buenas tardes!
AutoeStigma: claaaaro, ahora no quiero estar en la oficina por nada del mundo!
Duende: vio? qué cosa loca... no puedo relajar!!!!
Mónica: una locura, mirá... igual, mi vida es un poco agitada, por eso quiero vivir de vacaciones! :P
Monstruo: jajajajajaja pero bueh, al menos nos suele suceder ese placer, no?
enrojecerse: no sé a qué te referís... si dijiste 'algodón de azúcar' me perdiste, dejo de pensar y quedo como homero!
Lih: creeme, las tres fueron pre-cio-sas!
eMe: siiiiií! quiero más!
Saluti a tutti!
te sigo leyendo. y me gusta.
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