Llegó una noche

Hace un par de años, en una cena de despedida de un año y bienvenida de otro, un evento de esos de mucha gente divertida compartiendo un asado y múltiples vinos, esas noches en las que nadie tiene muy a mano el reloj, descubrimos que el nuevo año se había colado entre el vacío y las lechugas cuando el estruendo de fuegos de artificio y demás pirotecnia nos sorprendió con el tenedor en la boca. Dado que no era motivo de gran preocupación, en un acuerdo tácito, postergamos la recepción hasta el momento del brindis. A las 00:15 uno de los comensales, uno de los tipos más graciosos que yo conozca, me mira y comenta qué año de mierda, lo único que hice fue comer. En esa misma línea interpretativa, a tres días de estrenado, tengo un mensaje para este año.

Che, 2011, ponete las pantuflas.
Si te vas a portar así, sos más que bienvenido.

Y vos, ojalá también lo hayas empezado cantando.
Ojalá lo vivas bailando.