SMS

Por más que quiera hacerme la interesante y mantenerme al margen de las fechas con fijador cualquiera que haya entrado a este blog el 24 de diciembre o el 14 de febrero sabe que, de una forma u otra, termino haciéndome eco de la vorágine saludaticia y hablando del santo día. Podrá ser con las mejores intenciones o simplemente como contexto pero caen en estos textos menciones alusivas. Hoy, por supuesto, no será la excepción.

Estoy prácticamente convencida de que algunas personas escriben un mensaje de texto (o, peor, reciclan el primero que recibieron), elijen enviar y optan por múltiples destinatarios (o similares, según el aparatejo que posean). Una vez ahí, van pasando uno a uno todos sus contactos. Los que no entran en categoría Trabajo, Pareja, Posible sexo ocasional o Familia ¡pumba!, reciben el mensajito. No hay otra forma de entender por qué alguien con quien prácticamente no hablé en los últimos 5 años me agradece por todo y me avisa que siempre estará a mi lado.

¡No es así, señoras, señores, humanoides! ¡Eso no se hace! Porque entonces, gracias a tanto cabeza de tuna que anda por el mundo, nos hartamos de escuchar el tono de mensaje y no nos da intriga ver quién escribe. En la chorrera de sms vacíos pierde fuerza el pip-pip del saludo amigo. ¡Un poquito de respeto, por favor!

Amigo no es una palabra cualquiera, che.