- Entendeme, en ese momento yo pensaba que era así.
Y en ese estado particular que forma, a esa hora de la madrugada, mi persona amalgamada con fernet y sonido a lluvia entendí todo. O creí que entendía porque reaccioné con una sensación a la inversa, como cuando te destapás corriendo las frazadas de lana prehistóricas de alguna abuela o cuando te soltás el corsé después de una fiesta o cuando desatás las zapatillas que estaban muy ajustadas un día de calor. Algo parecido a soltarte el pelo o sacarte el corpiño o quitar la mano con cuidado de abajo de esa pila de papeles que alguien instaló sobre tus dedos sin darse cuenta. De repente descubrí, en la liviandad de haber encontrado respuestas, el peso de haberme cargado de preguntas.
- Y ahora, si me apurás, te digo que esa mina estaba loca. Pero no sólo por el diagnóstico de años después o por todo lo que pasó hasta hoy. Ahí, conmigo, estaba loca. Y puede ser que yo también haya estado mal de la cabeza o a lo mejor andaba buscando un opuesto para equilibrar o quizás es que a esa edad estamos convencidos de que el amor es como la locura pero de a dos o... ¿Me entendés? En ese momento yo pensaba que era así.
Como yo, que ahora pienso que también es así. No por lo que escucho, no que el amor es así. Que esto es así, que yo soy así. Así, como las personas. Así. Que vamos creciendo o cambiando o tomando diferentes decisiones o quizás perdurando o lo que sea. Así. Y pienso que es difícil pensar cuando los brazos caen tan mansos al costado del cuerpo y el arco del pie es tan poco estricto con el empeine y la cabeza pesaría si no fuese porque parece flotar pero igual pienso, o creo pensar, que yo también soy así. Y que así fui y que así seré. Que todavía conservo el hábito del planteo y el replanteo y el argumento y el contra argumento pero que debería limitarme al debate en presente. Mi persona de hoy contra mi persona de hoy.
Y mientras lo miro hablar, cada vez más lento, más introspectivo, más ensimismado, mientras lo escucho reconocer que tomar fernet sentado le ayuda a entender descubro que estamos usando nuestros vasos de excusa para enfrentarnos en voz alta a conclusiones que ya sabíamos. Al menos para él, que habla porque yo, de voz alta, poco y nada. Esta noche yo escucho y sirvo otra ronda y pienso... o creo pensar.
Y en ese estado particular que forma, a esa hora de la madrugada, mi persona amalgamada con fernet y sonido a lluvia entendí todo. O creí que entendía porque reaccioné con una sensación a la inversa, como cuando te destapás corriendo las frazadas de lana prehistóricas de alguna abuela o cuando te soltás el corsé después de una fiesta o cuando desatás las zapatillas que estaban muy ajustadas un día de calor. Algo parecido a soltarte el pelo o sacarte el corpiño o quitar la mano con cuidado de abajo de esa pila de papeles que alguien instaló sobre tus dedos sin darse cuenta. De repente descubrí, en la liviandad de haber encontrado respuestas, el peso de haberme cargado de preguntas.
- Y ahora, si me apurás, te digo que esa mina estaba loca. Pero no sólo por el diagnóstico de años después o por todo lo que pasó hasta hoy. Ahí, conmigo, estaba loca. Y puede ser que yo también haya estado mal de la cabeza o a lo mejor andaba buscando un opuesto para equilibrar o quizás es que a esa edad estamos convencidos de que el amor es como la locura pero de a dos o... ¿Me entendés? En ese momento yo pensaba que era así.
Como yo, que ahora pienso que también es así. No por lo que escucho, no que el amor es así. Que esto es así, que yo soy así. Así, como las personas. Así. Que vamos creciendo o cambiando o tomando diferentes decisiones o quizás perdurando o lo que sea. Así. Y pienso que es difícil pensar cuando los brazos caen tan mansos al costado del cuerpo y el arco del pie es tan poco estricto con el empeine y la cabeza pesaría si no fuese porque parece flotar pero igual pienso, o creo pensar, que yo también soy así. Y que así fui y que así seré. Que todavía conservo el hábito del planteo y el replanteo y el argumento y el contra argumento pero que debería limitarme al debate en presente. Mi persona de hoy contra mi persona de hoy.
Y mientras lo miro hablar, cada vez más lento, más introspectivo, más ensimismado, mientras lo escucho reconocer que tomar fernet sentado le ayuda a entender descubro que estamos usando nuestros vasos de excusa para enfrentarnos en voz alta a conclusiones que ya sabíamos. Al menos para él, que habla porque yo, de voz alta, poco y nada. Esta noche yo escucho y sirvo otra ronda y pienso... o creo pensar.
6 comentarios:
Linda entrada, Café :)
impecable.
Y de repente pensé, que las palabras que escribiste, las estaba diciendo yo. Hoy, no entiendo muy bien el porque me sentí identificado.
Qué reflexiones profundas. Me dejaste pensando. Muy linda entrada!
No sé porqué mi cerebro "linkeó" esta entrada tuya a la mía de hoy....
Buen día!
Olivia: gracias!
Alelí: oh, me voy a terminar ruborizando!
McFly: no sabría decirte... quizás porque todos alguna vez pensamos esas cosas. Quizás porque a vos también tomar fernet sentado te hace pensar ;)
Juje: gracias y tampoco pienses tanto! jajaja
Gla: probablemente porque hablamos de introspecciones... o porque tu cerebro anda linkeando cualquier cosa! jajajaja
Saluti a tutti!
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