El auto supone un paréntesis en medio del chaparrón. Afuera el mundo cobra otra dimensión. Todo se intensifica, todo varía levemente, todo se convierte en una agradable claridad.
El aire, la tierra, los espacios adquieren un aroma característico, huele a lluvia, a agua limpia, a humedad nueva. El desayuno sabe diferente, la yerba y el azúcar negra toman otra textura que se adivina en un inconfundible sabor a lluvia. El agua estampándose contra el parabrisas imprime efectos en el paisaje que ningún programa puede copiar, todo aparece borroso y los colores son más intensos y pintan la lluvia. En los dedos siento la vibración que el sonido de cada gota provoca en los objetos, descubro también, de a poco, la variación que generan todos los otros sonidos, una voz, la radio, otro vehículo metidos entre medio del sonido a lluvia. Parece ruido el de este diluvio de entre casa y al pasar debajo de cada puente de la autopista genera una imagen sonora de película. El barullo se interrumpe bruscamente por una fracción de segundo y retoma con la misma intensidad, como si cambiara la escena con el mismo sonido a lluvia.
Todos mis sentidos disfrutan de la lluvia. El placer de esas sensaciones me invade. Cuando llueve, cuando el día es esta luminosidad tenue, cuando detrás del agua hay silencio, cuando todo huele a limpio y sabe a fresco y la piel se sobre dimensiona el mundo se convierte, por un rato, en un lugar más agradable.
El aire, la tierra, los espacios adquieren un aroma característico, huele a lluvia, a agua limpia, a humedad nueva. El desayuno sabe diferente, la yerba y el azúcar negra toman otra textura que se adivina en un inconfundible sabor a lluvia. El agua estampándose contra el parabrisas imprime efectos en el paisaje que ningún programa puede copiar, todo aparece borroso y los colores son más intensos y pintan la lluvia. En los dedos siento la vibración que el sonido de cada gota provoca en los objetos, descubro también, de a poco, la variación que generan todos los otros sonidos, una voz, la radio, otro vehículo metidos entre medio del sonido a lluvia. Parece ruido el de este diluvio de entre casa y al pasar debajo de cada puente de la autopista genera una imagen sonora de película. El barullo se interrumpe bruscamente por una fracción de segundo y retoma con la misma intensidad, como si cambiara la escena con el mismo sonido a lluvia.
Todos mis sentidos disfrutan de la lluvia. El placer de esas sensaciones me invade. Cuando llueve, cuando el día es esta luminosidad tenue, cuando detrás del agua hay silencio, cuando todo huele a limpio y sabe a fresco y la piel se sobre dimensiona el mundo se convierte, por un rato, en un lugar más agradable.
Cuando estoy en plena tormenta mi cabeza es incapaz de considerar que en otro lugar puede estar saliendo sol.
Zumba la arena fría al fondo del agua;
viene del Este, pega y despierta el alma
un gigante de la luna,
sangre verde de las palmas;
viento de oriente
que llega y reclama:
navega.
Jorge Fandermole
Navega | Navega
Zumba la arena fría al fondo del agua;
viene del Este, pega y despierta el alma
un gigante de la luna,
sangre verde de las palmas;
viento de oriente
que llega y reclama:
navega.
Jorge Fandermole
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4 comentarios:
Después de leer esto... si se larga a llover... agarro el auto y me voy!!!
Muy lindo, felicitaciones!
Sos absolutamente capaz de describir un "escenario" a la perfección. Y eso es admirable!
Me quedé sin palabras, anonadada ante las impresiones que generaron en mí tus palabras.
Beso grande :)
Buenas!
Sole: jajaja... que placer la lluvia! (especialmente en auto... si maneja otro!)
zou87: gracias!
Madie: gracias, querida! tan linda... me da vergüencita linda tu comentario!
Besos!
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