Nos conocimos hace muchos años una noche que no iba a terminar pronto para mí. Eran los veranos en que con mis hermanas íbamos todas las noches al mismo boliche y nos quedábamos hasta el final. Esa madrugada llegaban, para sumarse, mi novio y una amiga. Horas después de bailar con vos, sentada en una esquina, esperando que sea el momento de buscarlos en la terminal, tuve la sensación horrible de no querer que él llegue.
Las cosas venían mal. Ahí terminaron de desbarrancar. Al anochecer del día siguiente, después de sus histerias y desplantes, le dije basta. No fue fácil, eso es seguro. Sin embargo, seguíamos todos en esa ciudad ajena y a la noche volvimos al boliche. Él desapareció, melodrama mediante, un par de horas después. Ustedes llegaron más tarde. La verdad es que nos quedamos todos juntos hasta media mañana porque había mucha onda entre uno de tus amigos y una de mis hermanas. Sin embargo, entre vos y yo la conversación se dio.
Esa mañana él se volvió. Nosotras hicimos tiempo en el camping donde paraban ustedes, disfrutando el rato y matando las horas. Los días siguientes pasaron entre río, mates, pizzas, charla y boliche. Una de esas noches rompí en llanto. No podía contener las lágrimas. Era un desastre. Al costado de la pista, en medio de la gente, empecé a llorar y no pude parar. Eran pena y bronca y dolor acumulados. Era mi primer noviazgo que terminaba. Era la angustia desbordándome.
Me buscaste, me encontraste así y te quedaste conmigo, hablándome de cualquier cosa. La situación era ridículamente graciosa y yo reía y lloraba al mismo tiempo. Creo que en un momento me abrazaste. Creo recordar la sensación. Terminamos, otra vez, entre mates y bizcochos conversando de lo que sea.
Una tarde nos encontró a todos en el río. Jugábamos a algo, o decíamos pavadas con el agua a la cintura, lo mismo da. Salí del río, caminé hasta donde estaba el termo, busqué la yerba y empecé otra vez el mate. Tomé el primero, como hago siempre, sentada en una piedra con la vista perdida entre las montañas. Cuando bajé los ojos estabas ahí. Te sentaste al lado mío, nos miramos de cerca, me corriste un mechón de pelo de la cara y nos quedamos quietos, enfrentados, un par de segundos interminables. De torpe y de adolescente, te di el mate que tenía cebado y empecé a decir pavadas. Ese momento pasó, ese beso no fue. Un par de horas después ustedes partieron.
Ninguna casualidad nos volvió a juntar al verano siguiente. No supe de vos más que un nombre, un apodo, una ciudad y un puñado de recuerdos. Sospecho que tampoco sabré ninguna otra cosa porque los años pasaron y mi memoria seguramente adaptó algunos momentos y porque no hay buscador ni red social que encuentre a alguien por la forma de reírse después de un comentario gracioso ni por la manera de pronunciar las yes ni por el modo de taparse la cara al escuchar incoherencias ni por el gesto al correrle el pelo de la cara a una chica una tarde cualquiera a orillas de un río.
Las cosas venían mal. Ahí terminaron de desbarrancar. Al anochecer del día siguiente, después de sus histerias y desplantes, le dije basta. No fue fácil, eso es seguro. Sin embargo, seguíamos todos en esa ciudad ajena y a la noche volvimos al boliche. Él desapareció, melodrama mediante, un par de horas después. Ustedes llegaron más tarde. La verdad es que nos quedamos todos juntos hasta media mañana porque había mucha onda entre uno de tus amigos y una de mis hermanas. Sin embargo, entre vos y yo la conversación se dio.
Esa mañana él se volvió. Nosotras hicimos tiempo en el camping donde paraban ustedes, disfrutando el rato y matando las horas. Los días siguientes pasaron entre río, mates, pizzas, charla y boliche. Una de esas noches rompí en llanto. No podía contener las lágrimas. Era un desastre. Al costado de la pista, en medio de la gente, empecé a llorar y no pude parar. Eran pena y bronca y dolor acumulados. Era mi primer noviazgo que terminaba. Era la angustia desbordándome.
Me buscaste, me encontraste así y te quedaste conmigo, hablándome de cualquier cosa. La situación era ridículamente graciosa y yo reía y lloraba al mismo tiempo. Creo que en un momento me abrazaste. Creo recordar la sensación. Terminamos, otra vez, entre mates y bizcochos conversando de lo que sea.
Una tarde nos encontró a todos en el río. Jugábamos a algo, o decíamos pavadas con el agua a la cintura, lo mismo da. Salí del río, caminé hasta donde estaba el termo, busqué la yerba y empecé otra vez el mate. Tomé el primero, como hago siempre, sentada en una piedra con la vista perdida entre las montañas. Cuando bajé los ojos estabas ahí. Te sentaste al lado mío, nos miramos de cerca, me corriste un mechón de pelo de la cara y nos quedamos quietos, enfrentados, un par de segundos interminables. De torpe y de adolescente, te di el mate que tenía cebado y empecé a decir pavadas. Ese momento pasó, ese beso no fue. Un par de horas después ustedes partieron.
Ninguna casualidad nos volvió a juntar al verano siguiente. No supe de vos más que un nombre, un apodo, una ciudad y un puñado de recuerdos. Sospecho que tampoco sabré ninguna otra cosa porque los años pasaron y mi memoria seguramente adaptó algunos momentos y porque no hay buscador ni red social que encuentre a alguien por la forma de reírse después de un comentario gracioso ni por la manera de pronunciar las yes ni por el modo de taparse la cara al escuchar incoherencias ni por el gesto al correrle el pelo de la cara a una chica una tarde cualquiera a orillas de un río.
Está bien que sea así pero, algunos días, me invaden los recuerdos.
22 comentarios:
Me lo imaginé, no se porqué, en Neuquén. Vi los colores medio sepia. Me encantó.
Esos encuentros que te regala el verano, esos momentos que no se olvidan y por ser tan breves son tan mágicos...
Que lindo...
un beso Café!
Me encantó. Es una historia hermosa y relatada de una manera más hermosa aún... Cada persona que pasa por nuestra vida lo hace por una razón, no? A veces también recuerdo aquellos que por un tiempo breve fueron un ancla, un gran amor o una compañía incondicional... Creo que aparecen en un determinado momento por una razón bien definida y particular. Y luego una vez cumplen su propósito, se van...
Seguramente nosotros también asumamos ese papel en la vida de otros...
Beso grande!
So sweet!
Na.
que lindo (L) yo creo en el destino porque me conviene... ahora, no le pediste el celular?
eso es terrible...
Ayyyy noooo! Igual supongo que tienen su magia las historias "que no fueron". Y siempre un dejito de arrepentimiento.
Pero no habia telefono ?!?!?!
hermosa historia!!!
muy dulce...
y las historias q no fueron tienen mucha magia... mas si son tan bien contadas...
besitos!
no sé si es hermosa la historia, es media triste. Lo que sí está muy bien contada!!
Pero te deja esa melancolía que por momentos parece insuperable...
suerte que pasó hace muchos años (si realmente pasó).
en fin, me voy a tomar mate :)
Me encantóooooo.
"porque no hay buscador ni red social que encuentre a alguien por la forma de reírse..."
(todavía me está matando)
Buen finde Café!!
Que lindo un amor de verano.
Escribis tan bien que paso seguido, solo para leerte.
Veo que algunos dicen que es una historia hermosa y otros, que es triste.
Se dice que la memoria es selectiva, borra lo feo y deja los recuerdos más dulces.
Tu recuerdo, en sí mismo, es bueno, y bienvenido sea que puedas revivirlo en la memoria. Lo angustiante es que sea nada más que un recuerdo. =(
Resumen:
Recuerdo -> Lindo
Historia -> Triste
Relatado -> Excelentemente
Beso!
Rober quería café, y le dieron mate.
Qué épocas...en que la adrenalina estaba a full las 24 hs del día...ni hablar en verano....¡Mágico sonó!...
No es poco, esa persona fue para vos un hermoso recuerdo..quién sabe...quizás a él le pase lo mismo...
Qué épocas...en que la adrenalina estaba a full las 24 hs del día...ni hablar en verano....¡Mágico sonó!...
No es poco, esa persona fue para vos un hermoso recuerdo..quién sabe...quizás a él le pase lo mismo...
ahhhhhhh
hermoso.
Bueno... haberle dado un mate en vez de un beso, no esta tan mal.
Si, suele pasar. Hay personas que sin darse cuenta dejan preciados recuerdos en la mente/corazón de uno.
Y quizás es mejor así, digo, tener el bello recuerdo de tardes de verano que peleas y llantos derramados por aquella persona que te hacía sonreír.
Este relato mezcla las dos situaciones, y quizás fue esa situación desastroza la que hizo que la compañía agradable de ese chico te fuese tan preciada.
Saludos.
Me encantó el último párrafo. Mucho, mucho, como cerrando una historia circular. Ay, quiero río y coqueteos inconsecuentes, y pensamientos arrollados mientras miro a alguien a los ojos. También se puede en invierno, eh?.
Un abrazo!
Qué linda historia!! que lindo lo contaste.
no hay nada más bello que lo que nunca he tenido
ni nada más amado que lo que perdí
No llega a tanto lo tuyo, pero, cómo ganan en importancia las historias con el correr del tiempo cuando la memoria decide qué recordar.
Buen fin de semana!!
"porque no hay buscador ni red social que encuentre a alguien por la forma de reírse después de un comentario gracioso ni por la manera de pronunciar las yes ni por el modo de taparse la cara al escuchar incoherencias ni por el gesto al correrle el pelo de la cara a una chica una tarde cualquiera a orillas de un río"... he descubierto lo fácil que resulta sentirse viva leyendo experiencias ajenas; me has puesto el vello de punta. Mil gracias. Un placer leerte.
Besos,
V.
Hooolaaa!
Hormiga: Neuquén hubiese estado bueno!
Carito: eso, tan breves y tan lindos!... y no, no se olvidan. Al menos yo no los olvido.
Madie: sí, creo que cada persona que aparece, por breve que sea la conexión entre los dos, está en ese momento y en ese lugar por algo. O, quizás, porque estamos como estamos es que esas personas se vuelven significativas... ah!
Na: soooo sweet! Thanks!
Jamona: no eran épocas de celular :(
Lucas: qué cosa?
Ene Deláa: era tan niña! que es una verdadera suerte que quede la magia!
Vulgar: sí, sí.... TAN vieja no soy!!!! jajaja pero no sé, no sucedió! (dormiiiiiiiida!)
Majito!: gracias por lo de bien contadas y sí, es una linda historia.
Marianela: oh, melancolía! (pasame un mate a mí!)
Juanita: malditos buscadores insensibles!
Elena: tienen encanto los "amores" de verano! (gracias)
David: uf, decí que me dejaste el resumen! (es moy lunes, che!) Y qué cosa la memoria que guarda lo que quiere y va depurando. Es tan bueno y tan malo a la vez!
Jerry: ay, me dio penita! poooobre Rober!
Gla: te parece que quizás a él también le pase? no creo!
Mate: ja, hacete la loca... me lo querés robar!! (?)
Jaki: pobre flaco, eh! Ahora que me lo planteás así... claro que no pidió teléfono ni nada! ajajjajaja
Natalia: eso se puede todo el año! (eso sí, cada estación tiene lo siyo ;))
Sole: uf con el Nano! uuuufffff! Y no, no llega a tanto pero es casi lo mismo en este caso ;)
V: gracias! que lindo todo eso que me decís... y qué feo que los buscadores o redes sociales sean TAN poco perceptivos, no?
Saluti a tutti!
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