Te llamé un par de días (o quizás semanas) después de haber dejado definitivamente la que fue nuestra casa. Lo describí con precisión, la forma, los colores, el contenido. Recordabas perfectamente de qué hablaba. No, dijiste, acá no quedó. Te pedí que miraras en ese rincón de tal cajón. Unos días después volví a preguntar. Tu respuesta fue la misma.
Revolví toda mi casa. Le pregunté a cada una de las personas que podía haberla visto. Me senté, encendí un cigarrillo e hice memoria. Estaba segura, todavía estoy. Quedó en ese rincón de tal cajón. No me costó mucho creer la sospecha. Detestabas esa cajita tanto como te costaba querer todo aquello que tuviera que ver con mi vida anterior y mis otros afectos.
Pensé, en ese momento, que te quedabas con tantas cosas. Me sacabas el final de mi primaria prendida a ese par de aros, una parte de mi familia colgando de una cadenita de oro junto a una imitación de moneda mejicana, las tardes de juegos adolescentes de amigas con la alianza que me regaló la mejor de ellas para los 15.
Supuse que me sacabas el tiempo, el cariño, el abrazo y el brillo en los ojos de mami cuando me dio mis lentejitas de oro elegidas especialmente, el reencuentro después de meses y muchos cambios con una gran amiga encerrado en ese anillo precioso con una minúscula piedra azul traído desde Bélgica, la sorpresa por ese par de aros hermosos buscados en Sudáfrica por un amigo que me extrañó.
Sentí, hace poco más de tres años, que te quedabas con fragmentos de mi vida, porciones de mi historia, pizcas de mis afectos, partes de mi persona. Me equivoqué. Te guardaste cosas que a mi me gustaría tener y a vos te molestó conservar. Lo sé.
Revolví toda mi casa. Le pregunté a cada una de las personas que podía haberla visto. Me senté, encendí un cigarrillo e hice memoria. Estaba segura, todavía estoy. Quedó en ese rincón de tal cajón. No me costó mucho creer la sospecha. Detestabas esa cajita tanto como te costaba querer todo aquello que tuviera que ver con mi vida anterior y mis otros afectos.
Pensé, en ese momento, que te quedabas con tantas cosas. Me sacabas el final de mi primaria prendida a ese par de aros, una parte de mi familia colgando de una cadenita de oro junto a una imitación de moneda mejicana, las tardes de juegos adolescentes de amigas con la alianza que me regaló la mejor de ellas para los 15.
Supuse que me sacabas el tiempo, el cariño, el abrazo y el brillo en los ojos de mami cuando me dio mis lentejitas de oro elegidas especialmente, el reencuentro después de meses y muchos cambios con una gran amiga encerrado en ese anillo precioso con una minúscula piedra azul traído desde Bélgica, la sorpresa por ese par de aros hermosos buscados en Sudáfrica por un amigo que me extrañó.
Sentí, hace poco más de tres años, que te quedabas con fragmentos de mi vida, porciones de mi historia, pizcas de mis afectos, partes de mi persona. Me equivoqué. Te guardaste cosas que a mi me gustaría tener y a vos te molestó conservar. Lo sé.
Sólo te quedaste con un puñado de objetos lindos.
Te hablo desde el corazón
yo se lo que es vivir en las tinieblas
parece que el alma se queda
sin salir a escena.
Te hablo desde más acá
sigo buscando lo imposible
hacer que la vida sea vivible
y no engañar.
Habrá pasado mucho tiempo largo
habrá quedado tanto en el costado
habrá llegado un tiempo tan distinto
seguro te habrás enamorado.
Si esto es la vida
no se que hacer para que creas,
te han confinado te han lastimado con mentiras,
no puedo prometerte nada
no puedo decirte nada
mas que vivas.
Te hablo desde el corazón
no vale ya vivir arrepentido
no hay deudas posibles, ni culpas
te matan pero te dejan vivo.
Juan Carlos Baglietto
Te hablo | Luz quitapenas
LyM: Adrián Abonizio
Te hablo desde el corazón
yo se lo que es vivir en las tinieblas
parece que el alma se queda
sin salir a escena.
Te hablo desde más acá
sigo buscando lo imposible
hacer que la vida sea vivible
y no engañar.
Habrá pasado mucho tiempo largo
habrá quedado tanto en el costado
habrá llegado un tiempo tan distinto
seguro te habrás enamorado.
Si esto es la vida
no se que hacer para que creas,
te han confinado te han lastimado con mentiras,
no puedo prometerte nada
no puedo decirte nada
mas que vivas.
Te hablo desde el corazón
no vale ya vivir arrepentido
no hay deudas posibles, ni culpas
te matan pero te dejan vivo.
Juan Carlos Baglietto
Te hablo | Luz quitapenas
LyM: Adrián Abonizio
15 comentarios:
Me estoy perdiendo de una historia, creo.
Vulgar: por? por el post?
Me gusto la actitud del final. Te da bronca que sea tan necio de quedarse con cosas tuyas que el ni siquiera quiere, pero al menos tenes los recuerdos que ellas representaban.
Saludos! Siempre es una delicia pasar por aca...
Solemos cargar de historias y recuerdos a los objetos pero en el fondo sabemos que esas vivencias se quedan como una huella en uno, los obejos son circunstanciales.
Hay gente que con tal de cagar a alguien, son capaces de cagarse a ellos mismos!
Y para que le sirvió quedarselo? Pregunto nomas.
Un saludo Café, Baglietto un grande, espero que encuentres el tema asi lo escucho!:) Hasta luego.
Pueden robarse el arpa... pero no se llevan la música...
Pobres corazones... incapaces ...resentidos
Mirá...el se quedó con bronca, nada más.
Y a vos tus recuerdos no te los saca nadie. Y menos ahora que los escribiste.
En este tipo de historias, el que se queda amarrado a la revancha, es el que pierde.
Un beso, Café.
Los recuerdos, los pedacitos de una se guardan en el corazón...
...cómo si se hubiera quedado con poco,no?
No había necesidad, uno pierde demasiado al terminar una relación.
Triste que también te haya robado recuerdos ajenos
Clásico recurso de quien no puede retener a otro....de quien no puede seguir adelante...de quien no pudo llevar adelante la relación....y en su imposibilidad, se agarra de cualquier cosa ,en este caso tus recuerdos.
Acaso porque no tiene propios?
Mas allá de tu tristeza por esas cosas que se empeña en no darte...no te da él un poquito de pena?
¨Sólo te quedaste con un puñado de objetos lindos¨
que buen remate.
pnz
Los objetos y las fotografías nos ayudan a recordar muchos momentos espectaculares que hemos vivido, pero la verdad es que todo eso esta en nuestro corazón, y si por alguna razón ya no tenemos los objetos, siempre recordamos esos momentos.
Que mal que ya no puedas tener esos detallitos físicamente, pero que bonitos recuerdos conservas.
Esas cosas pasan.
Que estes muy bien!
Yo dejé mi libro favorito ("Incredibly loud and extremely close"), un paraguas, unas libretitas y un sueño.
Lo que más dolió fue el sueño, lo demás lo volví a comprar :)
Los recuerdos son algo que no puedes volver a comprar, pero están sellados en el corazón y nadie puede arrancarte eso.
Buenas, buenas!
Ivi*: gracias! Te digo, fue todo un proceso llegar a ese final! ;)
Ene Deláa: es eso, los objetos pueden formar parte del recuerdo pero la huella está en nosoras, no en las cosas!
PauLy: te das cuenta?? eso es ser Pavo (con mayúscula!)
Jaki: tengo la canción pero no la puedo subir... buuuaaa! Y no sé para qué le sirvió. Como no lo reconoce no pudo contarme, si un día lo descubro te cuento!
Sole: pobres corazones... que difícil se les hace su propia vida cargada de objetos ajenos, no?
Ani: que comentario tan hermoso! Gracias!
Je!: eso mismo. La pena es que ahora el recuerdo de esos objetos también acarrea con esa actitud, no? por suerte los otros le ganan la batalla!
Pipona: puf, perdemos TANTO al terminar una relación que un par de aros parece poquito... por suerte no se quedó con los recuerdos. Al menos no con los míos. Se quedó, quizás, con la amargura que mis recuerdos de esos objetos le provocaba, no?
Morocha: la verdad? ya estoy más acá hasta de la pena. Me dio bronca, mucha y pena, tanta, durante un tiempo. Ahora parece que encontré la distancia necesaria!
PnZ!: es un buen remate, sí... más por adentro mío que en las palabras, imaginate!
Ceci: que hermosa la ante penúltima frase de tu comentario! Es eso, un puñado de objetos menos, los recuerdos casi intactos!
Reja: ouch, patada en el pecho! Si entenderé tu comentario!
Saluti a tutti
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