Es que somos así. Parece que no podemos despegarnos. Pese a la distancia, pese a las miles de cosas que pasan en tu vida y en la mía con tantos kilómetros de por medio, pese a esto de vernos la cara tan de vez en cuando, tan poquitas veces, tanto menos de lo que querríamos, no podemos estar lejos.
Entonces hablamos. Mucho, variado, mezclado. Charlamos por correos, por msn, por teléfono. Nos contamos la vida, nos descubrimos los estados de ánimo (algunas veces), nos adivinamos los enojos. Ahí vuela todo por el aire. Cuando nos enojamos no encontramos la forma de coincidir en la frecuencia.
Discutimos, tipeamos con fuerza, con furia, con errores. Nos cuesta leernos, entendemos cualquier cosa, saltamos de bronca ante cada línea. Lo decimos, lo escribimos, así no vamos a ningún lado. Nos llamamos por teléfono. A veces yo, a veces vos. Sabemos, cuando delata el indicador de llamadas, que la cosa va para largo.
Nos alejamos de todo. En las oficinas, en nuestras casas, en la vereda, donde podamos fumar. Prendemos un cigarrillo en simultáneo y empezamos la escalada del tono de voz. Cada vez más alto, cada vez más serio, cada vez más resuelto. Y vos gritás antes. Casi siempre gritás antes porque te cansás más rápido o porque yo aprendí una técnica para elevar la intensidad sin gritar.
Llega un momento en que no te escucho. No puedo. Mi tímpano se niega a transmitir algo decodificable desde tus alaridos. Si gritás no te escucho, digo, no porque no quiera, porque me lastima los oídos. Esa frase, otra, mía, tuya, no importa. Llega un punto en que algo fuera del problema nos descoloca.
Apilamos un par de frases más. Alineamos algún otro porque vos hablando más calmos. Decimos, vos, yo o vos y yo que no nos estamos entendiendo. Cortamos el teléfono, frenamos la charla, quedamos callados y molestos cada uno de su lado.
No pasa muchas veces. Algunas, un par, las menos. La mayor parte del tiempo nos acompañamos, nos hacemos bien, nos ayudamos, nos conectamos, nos aliamos, nos retamos, nos aconsejamos, nos queremos. No es menor. Especialmente porque siempre encontramos la forma de volver a hablar.
Entonces hablamos. Mucho, variado, mezclado. Charlamos por correos, por msn, por teléfono. Nos contamos la vida, nos descubrimos los estados de ánimo (algunas veces), nos adivinamos los enojos. Ahí vuela todo por el aire. Cuando nos enojamos no encontramos la forma de coincidir en la frecuencia.
Discutimos, tipeamos con fuerza, con furia, con errores. Nos cuesta leernos, entendemos cualquier cosa, saltamos de bronca ante cada línea. Lo decimos, lo escribimos, así no vamos a ningún lado. Nos llamamos por teléfono. A veces yo, a veces vos. Sabemos, cuando delata el indicador de llamadas, que la cosa va para largo.
Nos alejamos de todo. En las oficinas, en nuestras casas, en la vereda, donde podamos fumar. Prendemos un cigarrillo en simultáneo y empezamos la escalada del tono de voz. Cada vez más alto, cada vez más serio, cada vez más resuelto. Y vos gritás antes. Casi siempre gritás antes porque te cansás más rápido o porque yo aprendí una técnica para elevar la intensidad sin gritar.
Llega un momento en que no te escucho. No puedo. Mi tímpano se niega a transmitir algo decodificable desde tus alaridos. Si gritás no te escucho, digo, no porque no quiera, porque me lastima los oídos. Esa frase, otra, mía, tuya, no importa. Llega un punto en que algo fuera del problema nos descoloca.
Apilamos un par de frases más. Alineamos algún otro porque vos hablando más calmos. Decimos, vos, yo o vos y yo que no nos estamos entendiendo. Cortamos el teléfono, frenamos la charla, quedamos callados y molestos cada uno de su lado.
No pasa muchas veces. Algunas, un par, las menos. La mayor parte del tiempo nos acompañamos, nos hacemos bien, nos ayudamos, nos conectamos, nos aliamos, nos retamos, nos aconsejamos, nos queremos. No es menor. Especialmente porque siempre encontramos la forma de volver a hablar.
Y porque cuando nos une un abrazo y nos acompaña un café, el mundo es un lugar precioso.
Para contarte, canto
quiero que sepas
cuánto me haces bien
me haces bien
me haces bien
Jorge Drexler
Me haces bien | Sea
quiero que sepas
cuánto me haces bien
me haces bien
me haces bien
Jorge Drexler
Me haces bien | Sea
18 comentarios:
Lo importante es que siempre pese mas lo lindo.
La amistad es simplemente maravillosa
Igual la distancia pesa...ya le dediqué mis líneas a ese tema...
No es lo mismo.... pelearse y reconciliarse uno al lado del otro mirándose a los ojos...qué sé yo...no es lo mismo...
Aaaay, el tema de la sopa!
A veces esas peleas son necesarias y al final nos terminan acercando más a quienes queremos.
ooooh, me identifiqué mucho en este texto!
Hiciste que vuelvan a mi memoria recuerdos que me arruinaron y alegraron el día (sí, las dos cosas), pero más me alegraron, así que gracias! :)
Hay café, café... como me haces poner heeee!
Pero meencanta, renacer sentimientos y de los lindos, anque a mi todo se me mezcle por demás!
Saludos!
Hermoso!
Simplemtne hermoso!
Describis todo tan genial café!!!
Afortunaaaaaaaadamenteeee me haces bien..me gusta esa frase
ay, ay, ay mi adorada Café...yo quiero que algún día escribas y relates mi historia de amor. YO QUIERO!
Qué bueno que es eso, y mejor todavía que el otro sepa que nos hace bien.
Beso!
Que bien que vienen los abrazos...
Café... ¡¡que bien escribís!! Que importante encontrar a alguien con quien siempre tangas ganas de encontrar la forma de volver a hablar...
Somos tan humanos que no podemos perder la palabra.
Un beso
Me senti muy identificada con tu texto.... Y el final con la cancion de Drexler, casi me hace llorar... Pero de alegria.
Son huecos impagables, personas con quien uno no puede evitar sonreír.
Buenas noches!
Vulgar: lo importante, lo bueno, lo precioso!
Reja: la amistad es una gloria... sin lugar a dudas.
Gla: es difícil la distancia. Tan difícil... pero también es cierto que hoy se acorta un poco. Ya lo dije antes, no se compara un silencio por teléfono con un abrazo fuerte pero es mejor que el vacío total de cortar el vínculo!
Ene Deláa: es cierto... a veces nos acercan más. Nos dejan esta sensación de que tenemos un vínculo con la otra persona y no un lacito endeble y debilucho!
David: por nada! que lindo que te trajera tantos recuerdos! (me contás???? curiosa? nah!)
CRirchu: gracias, muchacha! (que complicado que todo se te mezcle demás!)
Je!: gracias! y sí... esa frase!
Pipona: hecho, un día de estos cuento esa historia... me gustó la idea ;)
Hurri: es que se siente tan bien saber que hacemos bien que no deberíamos privar de esa emoción a quienes nos hacen bien! (y si me dedico a escribir trabalenguas?!?!)
Natxus: hola!!!! todavía estás por acá! que alegrón encontrarte!!! y sí, qué sería del mundo sin los abrazos, eh?
Sole: (gracias!) que lindo que lo decís. Que importante encontrar a alguien con quien siempre tangas ganas de encontrar la forma de volver a hablar, es eso, así! (podrías haberlo escrito vos y quedaba brevísimo y todo!)
Samantha: es que JD es un amor de cantautor y esa canción (a pesar de la sopa) es un deleite!
Hormiga: eso, más o menos así. Qué importan un par de lágrimas, algunos porque vos de vez en cuando si siempre hay más sonrisas??!?!?
Me voy cantando un me haces bien un rato más!
Hasta mañana!
(La curiosidad me cae bien)
Obviamente los recuerdos son de una amiga, muy amiga, que vive lejos.
Me arruinó el día acordarme de lo lejos que está y me lo alegró acordarme de... bueno, de todo lo demás.
:)
Sería genial tenerte concursando en mi blog, pasa por ahí y animate!!
Lo que se construye despues de esas discusiones no se olvida.
Por ahi esa intensidad los lleva juntos por un camino.
Y bravo por la fuerza de voluntad y la paciencia.
Eso no es poco eh?
besos
David: (que bueno saberlo!) y que bueno que tengamos amigos así, aunque la distacia quiera meterse!
Mamarracho: interesante! ahora me pongo a pensar algún tema y me sumo al juego!
Pablo: es una cuestión de cariño! cuando no hay cariño, la voluntad y la paciencia no tienen cartas en el juego... pero sí, es y no es poco ;) (respecto a la primera parte, te contesté con una MA!)
Besos
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