Material para que mis amigas inventen bromas no faltó. Tenía que ser así. Eras el primer chico que me gustaba en serio, a mí y no por jugar entre muchachas. Y me encantabas. Me estaba acercando a los quince y una noche de boliche (mi primera noche de boliche) nos pusimos, finalmente, a hablar.
Nos conocíamos porque sí, porque en ese momento nos conocíamos todos. Eras más grande. Eras tan lindo. Caminabas de una manera irresistible para mí. Parecía que tirabas las zapatillas para adelante y dejabas que tus piernas y después el resto de tu cuerpo las siguieran. Te veía ir con la carpeta debajo del brazo y las manos en los bolsillos y la camisa blanca y me quedaba esperando que la esquina no llegara nunca para que no tuvieras que doblar.
Eras mi vecinito de enfrente y tu nombre y el mío eran (de tan comunes) los de los protagonistas de la novela de la noche de ese momento. Estabas en el último año de la secundaria (que, por suerte, era en otra escuela que la mía). De ahí los chistes, muchos, entre mates y charlas con las chicas.
Esa noche bailamos. Todavía recuerdo mis manos entre las tuyas. No me olvido que en ese momento pensé me gusta como lleva. Tenías una forma suave y resuelta de hacerme dar vueltas. Giramos en la pista, nos reímos, tomamos una cerveza, charlamos, cantamos (juntos y contentos) un tema de los redondos que nos gustaba a los dos y la noche terminó.
Nos encontramos otra vez el fin de semana siguiente. Todavía hacía calor y todavía íbamos todos, el viernes, a un club a bailotear descalzos en la arena. Volvimos a bailar, me contaste que me mirabas tomar mates con mis amigas en la vereda desde tu ventana, te conté que me había aprendido tus horarios de verte entrar y salir. Nos reímos, los dos, de lo ridículos que sonábamos. El año empezaba. La noche terminó. Nuestro baile también.
Nos conocíamos porque sí, porque en ese momento nos conocíamos todos. Eras más grande. Eras tan lindo. Caminabas de una manera irresistible para mí. Parecía que tirabas las zapatillas para adelante y dejabas que tus piernas y después el resto de tu cuerpo las siguieran. Te veía ir con la carpeta debajo del brazo y las manos en los bolsillos y la camisa blanca y me quedaba esperando que la esquina no llegara nunca para que no tuvieras que doblar.
Eras mi vecinito de enfrente y tu nombre y el mío eran (de tan comunes) los de los protagonistas de la novela de la noche de ese momento. Estabas en el último año de la secundaria (que, por suerte, era en otra escuela que la mía). De ahí los chistes, muchos, entre mates y charlas con las chicas.
Esa noche bailamos. Todavía recuerdo mis manos entre las tuyas. No me olvido que en ese momento pensé me gusta como lleva. Tenías una forma suave y resuelta de hacerme dar vueltas. Giramos en la pista, nos reímos, tomamos una cerveza, charlamos, cantamos (juntos y contentos) un tema de los redondos que nos gustaba a los dos y la noche terminó.
Iban a pasar más de dos años antes de que hablemos otra vez.
16 comentarios:
Qué historias esas de la adolescencia! Bailar descalzos, el club con amigos... Me trasladé por unos segundos al litoral, Café
Que linda sensación la del primer chico que nos gusta!!! Pero yo quierro saber que paso dos años despues cuando volvieron a hablar!!!:P
Minerva: que bueno que te hayas trasladado un ratito! Uf, los pata-pata de la adolescencia eran buenísimos (y si hablaran!) ;)
Vicky: sensación extraña si las hay. Ya contaré! Igual, lo que recordé con fuerza hoy es esa sensación (y no es poco, eh!) ;)
Linda historia, pensar que hay muchas hisrotias desparramadas por el mundo sobre el vecitnito del frente =) yo también comencé a transitar mi preadolescencia con un amor y un vecinito del frente.
pd: sigue la historia?
el vecinito de enfrente...
que lindo.. que irreal. las ratas de departamento no conocemos los amores barriales...
"Iban a pasar más de dos años antes de que hablemos otra vez", mas de dos años en los que, seguramente, mil veces te preguntaste en qué andaría él y el vos, o tal vez antes de abrir la puerta de tu casa inconscientemente lo buscabas con la mirada y, aunque ya hubiera pasado tanto tiempo, esperabas verlo torcer la esquina y venir hacia donde estabas vos. Esos momentos en los que simplemente te alcanza verlo caminando por la calle para hacerte sonreir o para hacerte doler la pansa como si tuvieras que tomar la decisión más importante de tu vida. Que lindo el primer amor. Yo tengo la suerte de haber hablado tanto con el todo esto, que cuando finalmente se gastó el tema, nos hicimos amigos.
En fin, respecto de la frase. Me mata la sorpresa que me producen esas cosas, lo cerca y lejos que estamos de poder tomar decisiones.
Daban vueltas bailando?
Que era, minué?
Cuantos años tiene Cafe, 80?
Qué lindo Café! Es de lo mejor que has escrito últimamente. Muy tierno, muy adolescente. Me dio gusto leerlo.
Qué lindo Café! Es de lo mejor que has escrito últimamente. Muy tierno, muy adolescente. Me dio gusto leerlo.
Qué lindo Café! Es de lo mejor que has escrito últimamente. Muy tierno, muy adolescente. Me dio gusto leerlo.
Ok. Basta de identificaciones. la verdad que, a pesar de no ser música romantica ni cursi, las canciones de los redondos son muy buenas ambientaciones para esos momentos de mágina adolescente (y no tan adolescente).
Lindo momentos para recordar. Espero que 2 años despues, todo sea mejor (ahora veo que no, y me voy a sentir mal! jaja).
Saludos y un abrazo!
¡Qué bueno un pata pata! ¡Cuánto hace que no bailo a la orilla del Paraná!
Pensar que ahora vivo a pocas cuadras del lugar donde se hacían acá en Rosario, y sin embargo estoy tan lejos...
PD: "...me quedaba esperando que la esquina no llegara nunca para que no tuvieras que doblar."
Esto me encantó. Con qué poco nos conformábamos, pero cuánto valía.
Me tocaste de cerca ehh! ese amor de la adolescenciaaaa (es el que me esta enloqueciendo ahora si señor)
Es muy loco como no nos olvidamos de esos detallitos
"...y me quedaba esperando que la esquina no llegara nunca para que no tuvieras que doblar..."
Precioso.
Buenas noches!
Blue: los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor y el vecinito de enfrente me tiene loca de amor!! jajajaja de dónde pensás que viene eso? de las muchas historias! ;) Siguió la historia, quizás encuentre la forma y las ganas de contarla!
Mariann: bueeeno pero en un edificio también puede tocarte un vecinito potable! Tengo algunas historias de esas, algunas amigas con vecinos del 2B sumamente graciosas! ;)
Hormiga: sí, hubo algunos momentos de cruces casuales en una esquina, para qué mentir!! No fue mi primer amor pero fue el primer chico que me gustó y eso no se olvida! Con mi primer amor también hablamos tanto que somos algo así como amigos a esta altura del partido!
Dos: soy santafesina. En aquellas épocas acá se escuchaba mucho rock nacional pero se bailaba cumbia ;)
Xavier: gracias! Viste? es suuuper adolescente. Me encantó acordarme de esta historia. Que lindo que te haya gustado!
Jaki: los redondos forman parte importante de mi adolescencia. Nunca fui fanática pero siempre me gustaron mucho! Sigue, no es ni buena ni mala... fue una continuación, qué se yo!
Javier: bueno, en mis pagos no hay Paraná para bailar a la orilla pero algo nos inventábamos ;) Lindo bailar descalzos en la arena, linda la adolescencia, y sí, nos conformábamos con cosas que ahora parecen poco!
Je!: imposible olvidar los detalles para mí! Ese amor de la adolescencia es el de ahora?! loquísimo!
Volúmen de Juego: bienvenido! Muchas gracias, es que era así ;)
Saluti a tutti!
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