Hoy no es mi día. Por suerte, más antes que después esta jornada se termina y me voy a dormir. La cosa es más o menos así
Anoche nos fuimos a cenar con los compañeros del trabajo para festejar el cumpleaños de uno de ellos. Todo fenómeno. Ladies night, así que nosotras tomábamos gratis. Considerando que era miércoles, que hoy tenía que trabajar, que iba a ser un día largo y demás yerbas, muy mansita, me tomé sólo 3 gin tonic en toda la noche. La cena/festejo/joda estuvo super divertida y terminó temprano. Hoy todos teníamos que retomar arduas actividades.
Esta mañana tenía que hacer un par de cosas antes de entrar al trabajo, así que me levanté temprano. El reloj sonó, lo postergué 10 minutos para hacer fiaca y finalmente arranqué. Tranquila, contenta. Refrescó considerablemente, el aire matutino tenía otra vez color de invierno y eso me gusta. Además, en mi cabeza sonaba un buen tema para empezar el día. Preparé las cosas y salí a la calle.
Pasé por mi panadería preferida, busqué un par de cosas para desayunar en la oficina, entré al banco, hice un depósito y seguí rumbo. Todavía me quedaba conseguir un par de cosas de librería y arrancar mi jornada laboral. Peeeero, como para contrarrestar, a las 3 cuadras del banco me caí en plena peatonal. Me desparramé en el piso de tal forma que todavía no logro explicarme! No tropecé, no me resbalé, nadie me chocó. Simplemente me fui al suelo sin poder evitarlo. El golpe en mi rodilla me dolerá por días. Ahora es un raspón colorado, después será violeta, negro, verde y amarillo, en sucesivas etapas hasta que logre sanar. Para peor, tengo tanta predisposición a los moretones.
Un par de transeúntes solidarios se arrimaron, me ayudaron a levantarme, juntaron mis cosas (tan desparramadas por la vereda como yo), me acomodaron un poco el pelo y me ofrecieron un taxi. Me costó unos cuantos minutos entender qué había pasado. Finalmente, controlé mis tobillos para asegurarme, me incorporé y seguí caminando con sendos machucones en mi rodilla derecha y mi humor matinal. De ahí en más, todo el día fue de un extremo al otro. De la calma al caos, de la alegría a la pena y así, en ciclos permanentes.
Como conclusión, me di cuenta de que necesito escaparme a Córdoba. En esa provincia vecina está mi lugar en el mundo. Ese rincón del planeta donde soy tan torpe como en casa pero más feliz. Desde hace horas siento un tironeo en los talones, es la orilla del río que me llama. Si yo dejo elegir a mis pies, me llevan para Córdoba...
Anoche nos fuimos a cenar con los compañeros del trabajo para festejar el cumpleaños de uno de ellos. Todo fenómeno. Ladies night, así que nosotras tomábamos gratis. Considerando que era miércoles, que hoy tenía que trabajar, que iba a ser un día largo y demás yerbas, muy mansita, me tomé sólo 3 gin tonic en toda la noche. La cena/festejo/joda estuvo super divertida y terminó temprano. Hoy todos teníamos que retomar arduas actividades.
Esta mañana tenía que hacer un par de cosas antes de entrar al trabajo, así que me levanté temprano. El reloj sonó, lo postergué 10 minutos para hacer fiaca y finalmente arranqué. Tranquila, contenta. Refrescó considerablemente, el aire matutino tenía otra vez color de invierno y eso me gusta. Además, en mi cabeza sonaba un buen tema para empezar el día. Preparé las cosas y salí a la calle.
Pasé por mi panadería preferida, busqué un par de cosas para desayunar en la oficina, entré al banco, hice un depósito y seguí rumbo. Todavía me quedaba conseguir un par de cosas de librería y arrancar mi jornada laboral. Peeeero, como para contrarrestar, a las 3 cuadras del banco me caí en plena peatonal. Me desparramé en el piso de tal forma que todavía no logro explicarme! No tropecé, no me resbalé, nadie me chocó. Simplemente me fui al suelo sin poder evitarlo. El golpe en mi rodilla me dolerá por días. Ahora es un raspón colorado, después será violeta, negro, verde y amarillo, en sucesivas etapas hasta que logre sanar. Para peor, tengo tanta predisposición a los moretones.
Un par de transeúntes solidarios se arrimaron, me ayudaron a levantarme, juntaron mis cosas (tan desparramadas por la vereda como yo), me acomodaron un poco el pelo y me ofrecieron un taxi. Me costó unos cuantos minutos entender qué había pasado. Finalmente, controlé mis tobillos para asegurarme, me incorporé y seguí caminando con sendos machucones en mi rodilla derecha y mi humor matinal. De ahí en más, todo el día fue de un extremo al otro. De la calma al caos, de la alegría a la pena y así, en ciclos permanentes.
Como conclusión, me di cuenta de que necesito escaparme a Córdoba. En esa provincia vecina está mi lugar en el mundo. Ese rincón del planeta donde soy tan torpe como en casa pero más feliz. Desde hace horas siento un tironeo en los talones, es la orilla del río que me llama. Si yo dejo elegir a mis pies, me llevan para Córdoba...
8 comentarios:
andá entonces...
Si ya voy a ir, no te quepa duda. Pasa que cada vez es más complejo acomodar las cosas para desaparecer unos días...
Gracias por pasarte.
En el ultimo mes me caí 4 veces, así, violentamente... será cuestion de escuchar para donde me tiran mis talones.
Por lo pronto la semana que viene me voy a rosario
Jajajaja... lo mío es pura torpeza! La diferencia es que en Cba. me molesta menos ser torpe.
Yo voy esta semana a Rosario. Ojalá lo pases lindo por estos lares.
Saludos.
Ja...Tu post tiene ya dos meses...Quizá ya hayas venido, pero igual... Te esperamos cuando quieras... Los cordobeses somos buenos anfitriones! Besotes!
Hola!
Dago dc: no, todavía no pude ir. UFA! Igual, ya sé que son buenos anfitriones... ;o)
Saludos
Que lindo tema (si, me puse a leer tus comienzos !)
Cinty: precioso precioso tema...
y guarda! leer mucho DEP es perjudicial para la salud!
Salú!
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