martes, febrero 08, 2022

Sin editar



Y no me alcanza con recordar sus abrazos, y no me sana rememorar sus risas, y no me consuela sospechar sus reacciones. Hoy nada llena el espacio donde no están. Hoy me pesan todos los silencios, hoy duermo esperando que eso ayude, hoy el mate no cumple sus funciones.

Hace todo el día que les hecho de menos en cada bostezo, en cada sonrisa, en cada resoplido, en cada gesto, en cada esquina, en cada mate, en cada rincón.


Hace todo un día que les extraño como sólo se extraña a las personas fundamentales.



De nada sirve el por qué
Volví al lugar donde el amor podía entretenerse
Y sólo queda la canción que dice que no vuelves
Que sepas que no es fácil respirar
el aire en que no estás

Pedro Guerra
El aire en que no estás | Ofrenda

lunes, mayo 18, 2020

Porque fuimos lo que fuimos

Ojalá alguna vez me pareciera más a lo que buscás, ojalá un día te bastara con la que soy, ojalá estuvieras en sintonía con lo que siento, ojalá me gustaras un tercio, ojalá compensaras mi honestidad con franqueza, ojalá querernos tanto y desde siempre implicara cuidarnos, ojalá supiésemos cómo, ojalá tuviésemos el coraje de elegirnos y la capacidad de honrarnos, ojalá fuésemos menos habilidosos para generarnos las mismas ilusiones, ojalá dejáramos de sentir que somos una opción, ojalá pudiésemos respetar saludablemente nuestra condición de sempiterna quimera, ojalá dejáramos de ser este eterno ojalá, ojalá cuando lastima dolieras sólo la mitad.

Somos una persistente promesa inasequible de futuro,
amparada en un pasado
en el que ni supimos elegirnos.




De nada sirve el por qué
De nada sirve el valor
De nada sirve volver
De nada sirve el adiós
Seguro de nada sirve

NTVG y Jorge Drexler
De nada sirve

martes, mayo 05, 2020

Cuando las clases de teatro justifican el precio

Escuchame un ratito a ver si logro explicarme. No, no soy impulsiva y despreocupada. No me encanta cambiar de planes cada tres minutos y no disfruto de dejarme llevar por la vida y flotar hacia donde el viento nos lleve. No sé si lo fui alguna vez pero desde hace al menos 25 años te puedo asegurar que no es mi estilo. Lo que vos recibís como espontaneidad es, en realidad, una exesiva, cuidada, meticulosa, incontrolable y obsesiva capacidad de previsión.

Cuando vos pensás "qué bien, mirá como logró que lleguemos igual a destino", no es que tenga el azar de mi lado, los ángeles de la guarda a tiempo completo o el cosmos de aliado. Es que antes de salir calculé casi todas las variables que podían fallar en el camino y armé planes de contingencia.

Sé qué tren, subte o colectivo extra tomar porque estudié los recorridos y/o los anoté en el teléfono. Sé a qué números llamar porque lo busqué de antemano. Tengo ropa acorde al estado climático que se presenta porque tengo atuendos adecuados para cada variable que pueda presentarse. Tengo comida, tengo agua, tengo al menos tres formas de pagar lo que necesite comprar y al menos 24 horas de subsistencia en la cartera.

No soy tranquila, liviana, despreocupada. No voy con la corriente, no floto río abajo, no ruedo feliz y relajada por la ladera. No. Lo bueno de que me decodifiques así es que, aparentemente, tengo éxito en la tarea de protegerte de mis delirios. No obstante yo, sin llegar al desorden psiquiátrico, soy fatalista, obsesiva y detallista.

Y eso es muy útil pero harto extenuante.

domingo, abril 12, 2020

Tan pero tan cliché

La escuché millones de veces. Lo sabés. La conozco de memoria desde antes de mi propia memoria. La redescubrí al menos cinco veces desde que tengo consciencia. Adoro esa canción que me genera una mezcla de pena e ilusión difícil de explicar. Sin embargo, tanto se ha hecho incapié en una frase, tanto se ha repetido, tanto he debatido sobre el significado de ese verso en particular que no me había percatado de la infinita sabiduría de la anterior.




Cuéntale a tu corazón que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.

Eternamente tuyo
Joan Manuel Serrat | Cada loco con su tema

Lo sabía, ¿entendés? Recién hoy la frase resuena tanto en mi cabeza que me ensordece pero lo sabía desde antes, desde entonces, desde siempre. Lo sabía cuando me sonrojó tu afán por hacerme sentir mirada y cuando me desalentó tu empecinado estilo de abandonar a las personas de tu vida. Cuando me acompañaste con esmero en un mal día y cuando me reprochaste por mi forma de ser. Cuando me entendía con tus amigos, tu familia, tus afectos y cuando vos acusabas a los míos de no generarte el espacio adecuado. Lo supe en cada mimo y en cada desaparición; en cada mate y en cada mutismo; en cada conseción y en cada exigencia. Lo supe las dos veces que me buscaste y las cientos de veces que me dejaste antes de que me fuera.

No me ofusca que vos seas exactamente la persona que siempre fuiste sino haber sucumbido, contra mis mejores consejos, a la tentación de creerme especial por tus gestos de conquista en vez de alejarme de tus hábitos eternos.

martes, abril 07, 2020

Obedeciendo al poeta

Tardé, es cierto. Me llevó mucho más tiempo del que había planeado. Corrijo, demoré demasiado más de lo prefijado para empezar la tarea y debí interrumpirla más de lo aconsejable. Encontré excusas donde no necesariamente las había y razones de dudosa capacidad argumentativa. Acepté que no tenía que cumplir ninguna fecha estricta, me relajé, lo postergué unas semanas más. Y no estuvo mal.

Cuando finalmente me aboqué a la labor, lo hice con tiempo, con calma, con sonrisas, con música bella, con sol tolerable a media mañana y con Gurrumo compartiendo la tarea. Pensé, diseñé, decidí. Elegí, compré, acomodé. Lijé, emparejé, barnicé. Todas y cada una de esas acciones con la decisión de que sea su lugar de buenos sueños, su covacha del mundo cuando la necesite, uno de los mejores reemplazos a mis propios abrazos cuando necesite refugio. Todas y cada una de esas acciones plagada de deseos hermosos, de futuros posibles o delirantes, de tanto amor como soy capaz de albergar y transmitir, de todos las ansias de felicidad que le dedico.

Hice con mis propias manos la cama de mi hijo.
Se siente de maravilla.





Haz con tus propias manos
la cuna de tu hijo.
Que tu mujer te vea
cortar el paraíso.

Para colgar del techo,
como en los tiempos idos
que volverán un día.
Hazla como te digo.

Trabajarás de noche.
Que se oiga tu martillo.
“Está haciendo la cuna”
que diga tu vecino.

Alguna vez la sangre
te manchará el anillo.
Que tu mujer la enjuague.
Que manche su vestido.

Las noches serán blancas,
de columpiado pino.
Harás según el árbol
la cuna de tu niño.

Para que tenga el sueño
en su oquedad de nido.
Para que tenga el ángel
en un oculto grillo.

La obra será tuya.
Verás que no es lo mismo.
Será como tus brazos
la cuna de tu hijo.


Se mecerá con aire.
Te acordarás del pino.
Dirás: “Duerme en mi cuna”.
Verás que no es lo mismo

Cuna
Mercedes Sosa | Letra: José Pedroni. Música: Damián Sánchez

domingo, abril 05, 2020

Atareada versus empecinada

Mientras salvo de casualidad el almuerzo por tercer día consecutivo, mientras envío un documento de trabajo en pleno domingo rogando que tenga algo que ver con la tarea que me asignaron y agradeciendo infinitamente la paciencia y predispocisión de mis compañeros, mientras esquivo el trompo, las piezas de rompezabezas, los palitos chinos que usaremos para almorzar, el globo verde y las bombuchas y la carpa de camino entre la mesa y la mesada con el claro objetivo de apagar la hornalla y servir la comida, mientras atajo de casualidad Gurrumín que corre descontrolado hacia la heladera en busca de una manzana (porque el plato de arroz con vegetales viene demorado) y agradezco la maravilla de tener un freezer lleno de tarritos con comida que me auxilian, caigo en la siguiente cuenta.

Por mucho que quise, no logré liberarme algunos momentos cuando tenía guardería y familia y oficina y los mil mecanismos de asistencia y contención, cuando me animaba a comprar pan y no me veía obligada a prepararlo casero, cuando alguien me colaboraba limpiando la casa y no debía hacerlo sola todas las benditas noches, cuando las reuniones de trabajo eran encuentros en los que podíamos ponernos de acuerdo con menos ruido, cuando no todo dependía de la misma precaria conexión a internet. Ahora que recuerdo que no pude en contextos más favorables, salta ineludible la pregunta.

¿¿Cómo pude pensar que justo ahora tendría el tiempo para ésto??



martes, marzo 31, 2020

Máxima arbitraria 54



Aquello que aprendés a recibir, lo bueno y lo malo, exactamente eso estás en condiciones de dar.


lunes, marzo 30, 2020

Y volver a volver a empezar

Ni te podría contar la de veces que volví a esconderme en estos rincones, la de risas que volví a compartir releyendo comentarios, la de penas que logré destilar abrazando dolores viejos. No tengo forma de relatarte lo mucho que la vida me ha cambiado, cuánto mis prioridades se redefinieron, tanto que me he vuelto a dibujar. Sin embargo, sigo encontrándome en cada una de mis letras, en todas estas canciones, en las mismísimas etiquetas. Sigo siendo Café. Bastante más grande, mucho más arrugada, tanto menos andariega pero igual de bailarina descalza, tan insultadora de diccionario, así de feliz al desayunar.

Hace años que me tienta volver, hace días que me tiran los dedos, hace horas tuve una revelación. Durante años y días me dije a mi misma que ya nadie anda por acá, que ya nadie lee blogs, que ya nadie frecuenta los lugares que solíamos compartir. Hace horas recordé que jamás nunca fui especial ni exclusiva ni única. Si yo estoy acá, seguro que alguien más anda, entre desvelos y cuarentenas, buscando palabras amigas en los lugares de siempre.


Virtualidad cuarentenaria mediante, se larga el mate.
¿Te sumás a la ronda?



De nuevo estoy de vuelta después de larga ausencia
Igual que la calandria que azota el vendaval
Y traigo mil canciones como leñita seca
Recuerdo de fogones que invitan a matear.

Raly Barrionuevo
Luna cautiva | LyM: Chango Rodríguez

martes, diciembre 31, 2013

A riesgo de parecer mandona

Y claro que podríamos ponernos a enumerar la falta de tacto que tuvo este 2013 para casi todos (maldito hábito de los años impares). Y claro que podríamos reclamar, despotricar, recriminar, desempolvar, remarcar, destilar pero, dale, dejemos que pavadas que queda poquito.

Y no importa cuántos sean por ahí o por acá y no interesa si el calor nos está matando y no resta que las distancias no se acorten y no afecta que los dolores duelan y no cambia casi nada que en el fondo, bien en el fondo, sea un día más.

Justo acá, justo ahora, es el último rato de esta noche vieja desde la que recibimos un año nuevo. Y este viene par y trae mundiales y la vida vuelve a ser, otra vez, un montón de promesas.

Brindá, porque siempre hay con quién y siempre hay por qué. Bailá, porque de otra forma no tiene sentido vivir con los pies pegados a la tierra. Soñá, porque no cuesta nada comparado con lo que gratifica. Amá, porque, sino, para qué pretendemos que gire el mundo. Cuidá, porque es la única forma válida de honrar al amor. Crecé, porque no tiene por qué significar que dejes de jugar. Jugá, porque, al final del día, no somos mucho más que purretes tratando de robarnos sonrisas.

Feliz 2014.
Empezalo cantando, vivilo bailando.
¡Salú!


martes, agosto 13, 2013

Refugios

Mis palabras que cuentan, que buscan, que muestran. Mis palabras que viven, que sienten, que dicen. Mis palabras que describen, que avisan, que anuncian. Mis palabras que callan, que disfrazan, que decoran. Extraño a mis palabras.

Mi calma y prudente selección de palabras que advierten, que declaran, que punzan. Mi irreverente y desorejada predisposición a las palabras que miman, que besan, que elogian. Mi pensada y ciudadosa conexión de palabras que frenan, que alejan, que rompen. Mi desenfadada y desprejuiciada construcción con palabras que invitan, que acarician, que abrazan. Mi innegociable confianza en que las palabras explican, reunen, comunican.

Extraño profundamente la intimidad de mis palabras.



Ahora que ha llegado el optimismo
quién pudiera preguntarte
cómo ser siempre uno mismo.

Pedro Guerra
Papá cantó | Ofrenda