martes, abril 07, 2020

Obedeciendo al poeta

Tardé, es cierto. Me llevó mucho más tiempo del que había planeado. Corrijo, demoré demasiado más de lo prefijado para empezar la tarea y debí interrumpirla más de lo aconsejable. Encontré excusas donde no necesariamente las había y razones de dudosa capacidad argumentativa. Acepté que no tenía que cumplir ninguna fecha estricta, me relajé, lo postergué unas semanas más. Y no estuvo mal.

Cuando finalmente me aboqué a la labor, lo hice con tiempo, con calma, con sonrisas, con música bella, con sol tolerable a media mañana y con Gurrumo compartiendo la tarea. Pensé, diseñé, decidí. Elegí, compré, acomodé. Lijé, emparejé, barnicé. Todas y cada una de esas acciones con la decisión de que sea su lugar de buenos sueños, su covacha del mundo cuando la necesite, uno de los mejores reemplazos a mis propios abrazos cuando necesite refugio. Todas y cada una de esas acciones plagada de deseos hermosos, de futuros posibles o delirantes, de tanto amor como soy capaz de albergar y transmitir, de todos las ansias de felicidad que le dedico.

Hice con mis propias manos la cama de mi hijo.
Se siente de maravilla.





Haz con tus propias manos
la cuna de tu hijo.
Que tu mujer te vea
cortar el paraíso.

Para colgar del techo,
como en los tiempos idos
que volverán un día.
Hazla como te digo.

Trabajarás de noche.
Que se oiga tu martillo.
“Está haciendo la cuna”
que diga tu vecino.

Alguna vez la sangre
te manchará el anillo.
Que tu mujer la enjuague.
Que manche su vestido.

Las noches serán blancas,
de columpiado pino.
Harás según el árbol
la cuna de tu niño.

Para que tenga el sueño
en su oquedad de nido.
Para que tenga el ángel
en un oculto grillo.

La obra será tuya.
Verás que no es lo mismo.
Será como tus brazos
la cuna de tu hijo.


Se mecerá con aire.
Te acordarás del pino.
Dirás: “Duerme en mi cuna”.
Verás que no es lo mismo

Cuna
Mercedes Sosa | Letra: José Pedroni. Música: Damián Sánchez

2 comentarios:

Etienne dijo...

Ahora que el tiempo ya no es tirano, que la rutina se diluyó como la gota de leche en el café, está bueno aprender a mirar hacia adentro y amigarnos con el silencio. Darnos cuenta que no somos los enemigos íntimos ni distraernos con placebos electrónicos ni diatribas de telediario. Lo que creemos importante, ya no lo es y de repente esas "pavadas" cobran relevancia inédita.
Aprovechemos y desayunemos con lentitud.
Salute!

Café (con tostadas) dijo...

Buenas noches!

Etienne: claro, más o menos así y, por favor, desayunemos con lentitud! con tiempo y con alegría, así como vale la pena desayunar!

Salú!