No te confundas, no quiero matarte por ir revoleando esa campera que pesa toneladas ni por andar por la vida con ese pelo tan crecido y decolorado distribuido en decenas de trenzas atadas con moños celestiblancos en las puntas que se estampan en mi cara ni por ponerte y sacarte compulsivamente esa otra camperita ni por hablar a los gritos en el momento menos adecuado ni por el desatino de resbalar en el apoya brazos y ponerme un codazo poco gentil en las costillas ni por pegarle un tirón a mi frazadita y destaparme ni por dejar con volumen el tono de mensajes del celular ni por tararear una canción horrorosa durante un buen rato. Ni siquiera tuve ganas de arrancarte la cabeza con las uñas de los pies cuando tiraste tu cartera arriba mío. Mi problema con vos no pasa por que seas fanática, emocionada, desmemoriada, torpe, cantante de karaoke, friolenta o extrovertida. Ni siquiera te detesté por invasiva, descuidada o impertinente.
¿Cuántos cuerpos más voy a recorrer por primera vez? ¿A cuántos hombres me resta amar? ¿Cuántas veces volveré a querer? ¿Cuántas veces volveré a creer? ¿Cuántas a perder el aire? ¿En cuántas oportunidades diré basta, diré no, diré chau? ¿Cuándo más diré hola, diré acá, diré aha? ¿Cuántas veces deberé volver a volver a empezar a volver a empezar? ¿Cuántas veces tendré ganas? ¿El aroma de cuántos cuellos nuevos me queda por degustar? ¿Cuántas dentaduras todavía desconocidas descubrirá mi lengua? ¿Y qué si hoy no quiero?
Tampoco quiero imaginarme tus manos largas mimando otra espalda que esta espalda mía que las adora, ni tus dientes pícaros mordisqueando otra panza que esta panza mía que los reclama, ni tus labios irresistibles acariciando otra boca que esta boca mía que te nombra, ni tu cara preciosa refregándose contra otro cuello que este cuello mío que la extraña, ni tus pies fríos buscando otras manos que estas manos mías que les dan masajes y calor, ni tus brazos largos abrazando otra cintura que esta cintura mía que los desea, ni tus piernas eternas buscando otros pies que estos pies míos que las miman, ni tu espalda tentadora esperando otros besos que estos besos míos que la descubren.
Hoy, acá, ahora dejame pensar que con nosotros basta. Hoy, acá, ahora. Mañana vemos.
Madre nunca relató en persona ni me mandó una carta, un mail o un mensaje hablando de las horas de trabajo de parto, del dolor de traerme al mundo o de los días de recuperación de su cesárea. Es un saber implícito, yo sé que ese dolor físico existió (especialmente en una casa en la que ya había tres criaturas) pero ella no ha recurrido a esas memorias para demostrar la cercanía desde el primer momento. Todo lo contrario.
Si de algo tengo registro es de los relatos de las tremendas ganas de morder que ocasionaban mis cachetes enormes, de las horas que pasé (bebé de invierno) arropada en un acolchado adaptado a mi tamaño a fuerza de tijera y de mi increíble capacidad para dormir y recibir mimos. Lo dicho, nacemos y listo.
Entonces, especialmente hoy, en vez de dolores y puntadas (con o sin hilo), vamos a por los mimos y los muchos besos en mis cachetes enormes y la promesa de una noche al calor de un acolchado y la certeza de un día lleno de gestos.
Si no estás en condiciones de reconocer que la esponja exfoliante es una de las maravillas de la vida es porque desconocés el placer de que te aren la espalda en una ducha compartida.
¿Y si de repente empiezo a creer eso de que puedo hacer casi cualquier cosa que me proponga y sólo me resta estar dispuesta a hacerme cargo de las implicancias de saberlo?
Ministros y Ministras de Educación del mundo entero.
De mi consideración:
Tengo a bien comunicarme con ustedes a fin de solicitarles incorporen a los planes de estudio de todos los habitantes de este planeta las materias Respaldo I y II. El objetivo de dichas asignaturas deberá ser el reconocimiento de la parte de un asiento en que descansa la espalda, la incorporación del concepto de comodidad y tranquilidad que dicho objeto genera y los efectos desagradables de patear sistemáticamente el espaldar de adelante (tanto en colectivos como en cines, teatros o cualquier otra situación social). Las mencionadas materias serán correlativas y ambas deberán aprobarse con el 90% de los contenidos correctamente asimilados.
Agradeciendo su atención, los y las saluda cordialmente.
Café (con tostadas)
Es nuestra responsabilidad proyectar un mundo mejor.
Descoloqué por completo a Padre informándole que España perdió con Suecia. Él me dejó hablar en silencio y, probablemente, replanteándose el fixture completo que tiene minuciosamente almacenado en su cabeza. Cuando en la radio escuchó el resumen de la jornada dijo, gentilmente, me parecía que era Suiza. Sí, sí, claro, afirmé convencida. Pero me hablaste de Suecia, cuestionó. Por eso mismo, cerré el tema y recién ahí descubrí que hay detalles míos que, lógicamente, no logra abarcar.
Todas las veces (pero todas, todas) cuando quiero decir Suiza digo Suecia, me refiero a calle Juan de Garay nombrándola San Juan y para hablar de octubre pronuncio agosto. Entonces es posible escuchar, de quienes me conocen, preguntas como ¿Suecia de Noruega o de chocolate?, ¿San Juan o Juan de Garay? ¿agosto de pulóver o de musculosa?.
Si sos de esas personas a las que el fútbol les molesta, que detestan los mundiales o son inmunes a la pasión del mundial, si no te inspira alegría o júbilo ver a los muchachos ansiosos desentonando el himno justo antes del puntapié inicial, todo bien, yo te entiendo, te banco si querés. Eso sí, por favor, buscate una película o dedicate al corte y confección. No salgas a la calle a aprovechar los negocios desiertos. No les des a los jefes una excusa válida para tener a sus empleados metidos en un local con aromatizador de esencia de chocolate y música fulera.
El miércoles entró una compañera a la oficina cantando una canción impresentable y vieja (los malos temas no son clásicos, ¡son viejos!). Me reí de ella, nos reímos juntas hasta el dolor de empeines. Hoy, 48 horas después, mi cerebro maldito no deja de reproducir el mismo tema una y otra y otra vez.
Ella merece un castigo severo pero yo... Merezco la muerte.
Mi cuerpo y mi mente no siempre se entienden, eso ya está establecido y aceptado. Sin embargo, por puro empeño de carácter o por inconsciencia de espíritu, durante mis años de secundaria intentaba con el fútbol o el basquet cada dos por tres. La cosa es sencilla. En mi curso había 9 varones entonces, en cada partidito de hora libre faltaba un jugador y ahí entraba yo. Porque la pelota me parece un objeto divertidísimo y porque ellos me tenían una paciencia sobrenatural. Golpes, patadas, codazos y la pelota eternamente en cualquier lugar era el saldo invariable de invitarme a jugar.
Sí, es cierto, tuve mis épocas de campeona absoluta de metegol, no voy a negarlo. Tampoco olvidemos que han quedado atrás y cumplieron el objetivo de mostrarme que, de verdad, la victoria tiene un dulce sabor (y yo no me empalago fácilmente). Sin embargo, y considerando que soy la menor de cuatro hermanos, que siempre fui torpe y que en casa jamás gané un tutti frutti, estoy mucho más habituada a esto de divertirme jugando que a endulzarme ganando. Pero vamos, ¿quién no tiene una criatura indómita en su interior?, ¿a quién no le gustaría ganar todas las veces?.
Es claro que me gustaría salir siempre victoriosa. También preferiría ser chistosa, carismática y tener las piernas largas hasta acá y unos rulos infartantes. No es el caso. Sin embargo, si fuese lo uno o lo otro, no cambio sonrisas amigas por aplausos anónimos. Ganar no vale, de ninguna manera, perder la alegría de jugar y de compartir.
¡¿Todavía no se notó que me vendría bien un abrazo?!
Ya apelé a la parte sensible de ustedes desde la ternura y la verdad. Ahora creo que llegó el momento de tomar medidas radicales. Es importante que acá quede en claro algo, si a alguien vale la pena votar es a fea. Como yo choripanes no entrego y no hago promesas vanas, vamos a por la oferta a la que no podrás resistirte. Si fea gana sacaré a la luz aquellos eventos que ella jamás se atrevería a publicar.
Versión karaoke por fea de Me haces tanto bien (de amistades peligrosas, en honor a aquellos años)
He aprendido muchas cosas de mis hermanas. Algunas de las premisas más importantes de esta vida me las enseñaron ellas desde la infancia misma. Me las inculcaron con la claridad de las palabras, la inflexibilidad del cariño y la contundencia de las acciones.
El que hace trampa no juega más. Hay que saber perder. Hay que saber ganar. No podés ser siempre hijo del chinero. Es feo dejar ganar al otro, especialmente si es un amigo.
Y aprendí. Algunas más fácil, otras con el tiempo pero todas pasaron a formar parte de mi vida de todos los días.
Hoy me toca poner a prueba esas premisas. Hoy jugamos la final del mundial de afiches fea y yo. Y vos sabés, estamos hablando de una mina como pocas. Si la leíste, la querés. Si no la conocés, deberías recorrer su blog. Es una flaca copada, con chispa, que pone el ojo en las cosas fundamentales de la vida como el tema de si el mate te deja la boca verde o qué. Da consejos importantes, te enseña a romper el hielo, se ríe de las cosas que nos pasan a todas. Es exótica de muchas maneras y tiene un gran afiche a su favor. Yo la votaría, estaría cortando papelitos para celebrar con ella y entonaría cánticos alusivos.
Necesito que me escuches un momento compañero de fatigas y de azar, eres alguien que quiero y que respeto y agredezco tu tiempo y tu amistad. He roto el silencio de las hojas, con un lapiz que me ha abierto en canal... aunque parece que ser sincero asusta y por eso te vengo a preguntar.
Para llegar, he de ser leal, para llegar, he de continuar, para llegar, he de ser capaz de convertir el sueño, con la antorcha en realidad. Para ganar, he de ser leal, para ganar, he de continuar, para ganar, ¿de que sirve ganar? si no ganan conmigo los que vienen detras.
Juan Carlos Baglietto y León Gieco Para llegar | 15 años
Me dan asco las pantallas táctiles Me intimidan las duchas altas Me incomodan los almohadones Me repugna la consistencia de las cebollas Me desagradan los mensajes de texto para pedir favores Me enajenan los portazos Me despiertan los ruidos metálicos Me aturden las voces nasales Me perturban los felpudos Me repelen los llaveros de peluche Me desencajan los adornos de cerámica Me asquean los perfumes florales
¿Será que las particularidades nos hacen únicos?
Será por eso que estoy sensible, la vida es impredecible.
Hoy estoy raro, y no entiendo por qué, si nada extraño me tuvo a maltraer. Hoy estoy raro no se lo que hacer. Sentarme a esperar, que se me pase y chau...
Hay personajes y objetos entrañables. Una carta y un café parecen buenos compañeros, suenan metafóricos, casi con un dejo de melancolía. Sin embargo, como todo en esta vida depende del momento y del lugar, hoy somos rivales. Y no es cualquier cosa, no, no. El Cartero y yo estamos en la semifinal y ¿quién quiere volverse a casa cuando falta tan poquito? Yo, claramente no.
Le estaba contando que para mí el naranja es un color ufano. Todas las cosas felices y deliciosas tienen tonos naranja. Las vacaciones, las sábanas limpias, el café con leche de la mañana, los pies descalzos en el pasto fresco, el fernet con coca con los redondos de fondo, los mimos en la cara, el sonido del río corriendo, las chacareras con bombo legüero, las siestas de invierno con mucho sol, los abrazos que envuelven, las caricias, las sonrisas y las carcajadas, las lágrimas en linda compañía, las ridiculeces donde se nota el amor, los recuerdos de buenos ratos y los planes ansiosos de futuro. Todas esas cosas y muchas más, dije, son anaranjadas.
El verde, en cambio, es un color contento. Sumarle una pincelada en esos tonos a cualquier día es abrir una grieta para que entre la alegría. Bailar descalzos, pasear sin apuro, canturrear en la ducha, cocinar cosas ricas y comer con las manos, tomar mates sentada chinito, robar besos y compartir viajes es pintar de verde las horas. Por eso en mi casa las paredes de la pieza eran naranja y las de la cocina, verdes. Porque si algo vale la pena buscar son días en la disonante convivencia de esos colores. Como la canción de sui generis, dijo y cantó un fragmento y todo, absolutamente todo, cobró sentido.
Estoy en busca de algo naranja y verde.
No llores nena que no es la muerte, bajo los techos alumbra el sol, estoy en busca de algo naranja y verde, bajo las sábanas pasa la noche azul. Si viene bien que sigamos juntos paremos todo a pesar del mundo, y no habrá penas para ninguno, y no seremos dos, sino uno.
Sui generis Pequeñas delicias de la vida conyugal | Pequeñas anécdotas sobre las instituciones
Él: Pero, suponte, qué hacés si viene y te dice: "Hola, que tal, Cof. ¿Sabés? El sábado me junté con unos amigos y pintó el garche con una de las chicas. ¿Vos todo bien? ¿Tu finde?"
Café: ¿Vos conocés a un tipo que diga las cosas así?
Él: No
Café: ¡Entonces no me pongas a pensar una situación que no tiene sentido!
Voy a insistir en que tolero menos la mentira que el sexo tercerizado al menos hasta que alguien tenga la entereza de ponerme de cara contra la realidad a ver para qué lado salgo. Tengo un par de historias que me avalan, tengo un montón de argumentos dichos y escuchados. No es por negación que mantengo esta postura.
Es una teoría con manteca, que viene sobreviviendo veranos tórridos.
No es una expresión para nada extraña. Existen los lugares en los que venden café en grano y uno se acerca y le dice al pibe con el gorrito simpático buen día, dame un cuarto de café mexicano, por ejemplo, y listo. A veces hay 4 personas disputándose mi atención (situación más que frecuente, ¡no sabés!), como soy muy equitativa, cada uno recibe un cuarto de mi interés o sea un cuarto de Café. Eso sí, la mejor de todas es cuando Café juega los cuartos de final del mundial de afiches y vengo y te invito con un ¿jugamos juntos? (que es una forma gentil de decir ¿me votás?)
¡Compartir juegos se parece tanto a la felicidad!
gol gol gol en tu cabeza hay un gol que suene un gol es pasión
lo grita tu corazon y lo queres, te queres te queres ver campeón
¿Sabés por qué en la televisión argentina anuncian a las 23 un programa que aparece, de hecho, media hora después?
Porque el colectivo de las 15:40 está todavía en la plataforma cuando faltan 5 para las 16. Porque la gran mayoría de las personas llega, como mínimo, 20 minutos tarde a todos lados. Porque el Vaticano pide disculpas 500 años después. Porque el gobierno nacional ajusta los sueldos y jubilaciones con índices de hace 24 meses. Porque las sesiones legislativas se convocan a las 17 pero empiezan (si es que empiezan) a las 19. Porque el que te pide el lugar en la cola del super para llevar esto solo termina comprando 15 cosas en la caja y pagando con tarjeta. Porque el compañero de laburo que te pide un favor porque estoy en medio de una emergencia urgente y no llego se queda tomando mates mientras vos hacés su laburo. Porque el profesor que tiene clases de 8 a 12 llega siempre pisando las 9. Porque cuando en la pizzería te dicen media hora el pedido llega (en el mejor de los casos) a los 45 minutos. ¿Resumiendo?
Porque en el mundo hay demasiados seres miserables y desconsiderados.
Hablamos amor y ninguno dice nada que los otros no hayan escuchado antes. Estamos grandes, quizás demasiado para que éste sea el tema que nos convoca (pero la vida nos libre del día en que ya no queramos hablar de amor). De repente reconozco en voz alta que no vamos a encontrar puntos en común. Cada uno debate desde lugares diferentes. Tenemos, sin dudas, conceptos distintos.
El amor... ¿es un sentimiento o es un vínculo?
El tiempo es veloz la vida escencial el cuerpo y mis brazos me ayudan a estar contigo quizás nadie entienda vos me tratas como si fuera algo mas que un ser
Mercedes Sosa El tiempo es veloz | Oro LyM: David Lebon